Un día y después otro. 1.
Miércoles
19 de diciembre., 2018
Inicio
un diario. El femenino como género inclusivo ¿tampoco es la
solución? Para mí sí, porque hay toda una parte importante de mí
que se define como loca y que en público habla por todas las otras
partes de mí que no necesitan definirse para que nos llevemos todas
bien aquí adentro pero además porque on top of everything me
divierte.
Todo
en femenino. (Manuel P. decía la París, la New York, la Roma, etc.)
Cantar
"Todas unidas triunfaremos" al unísono con una multitud en
gran parte barbuda y bigotuda sería gozado. Y sin necesidad de
platinarse la melenona.
A
decir verdad, todes no me va pero me alarma ver la naturalidad con la
que lo adopté. Hasta los plurales en i me salen como si de toda la
vida. Y no me siento extraña porque siempre lo fui.La extraña
pasajera. Además, facilidad para los idiomas.
Pero
las personas no lo comprenden, sobre todo cuando hablo rápido. Les
suena a joda? Claro que no importa que entiendan. Captan la idea.
Cazan como que hay una realidad otra. Aún cuando se preguntan ¿qué
chamuya esta loca? siempre les queda aquello que las locas tan bien
manejamos: el susto de perderse algo, didáctico y glamorado pero
susto al fin. Hay que ser leninista de temps en temps.
Me
voy al chino, que se llama Argenchino ¡Cielos! dónde estoy? Habré
sido abducida?
Besos.
Jueves
20 de diciembre, 2018.
Con
una palidez de polvo de arroz, la luna de las ocho de la tarde, que
propiciará cuando oscurezca besos vampiros, me acompaña desde la
plaza frente a la estación hasta mi misma cocina, desde donde
levanto un vaso de agua helada hacia ella, velada, en su pantalla de
cielo celeste desvaído. En alunación, venía pensando que elegir
como persona pública la figura de la loca, o ser como persona
privada elegida por ella, tal como la luna antigua elegía a sus
sacerdotisas, significa ni más ni menos que destinarse a la
perturbación del orden establecido. Es una opción tan plena de
sustancias políticas que necesariamente lo obliga a uno, Uno la
Loca, a obliterar, en un primer tiempo, toda conexión con las
corporaciones que en esta era del consumismo son la forma de producto
político aceptada y modulada por el poder., Cuando, con el paso del
tiempo o ante una de esas urgencias de náusea que los productos
políticos etiquetados de derecha suelen provocar, Uno La Loca
desobstruye, repentina y ligera, los conductos y fluye hacia el
remolino ruidoso y templado de las causas comunes y se deja llevar
como Edith Piaf en La Foule, el vals criollo naturalizado francés,
en el que la multitud le arranca de los brazos el hombre que le había
traído unos minutos antes. Buena advertencia para Uno La Loca, que
quizá pueda esperar encontrar en esas calles populares el polvo suyo
de ése día pero muy probablemente no, o simplemente no, o para
nada, l’amour fou, que no es necesariamente carnal o no es
solamente carnal.. Y así, cuando no lo encuentra, recuerda que en la
sociedad del consumismo, los productos políticos considerados aptos
y autorizados para todo público excluyen en su composición el
ingrediente del Deseo. La mayúscula corresponde al tamaño de la
ausencia de Deseo según la mide Uno La Loca. Ausencia que se palpa
en el aire tal como en el subte o en el cine se palpa el bulto del
tipo más cercano pero, en el caso de lo político, con resultados
mucho menos sólidos, No pido la luna, la tengo. Pido una política
que me caliente.